Un factor
importante como la constitución física
es el color. A la hora de vestir a una persona, debemos tener en cuenta, entre otras cosas
sus medidas, los defectos que queremos tapar o las virtudes que queramos
descubrir o realzar. En todo ello el color influirá decisivamente en el
resultado final.
Seguramente,
más de una vez habrás oído la expresión: “a mí este color no me favorece”; pues
bien, vamos a intentar señalar algunas particularidades relativas al uso de los
tres colores primarios, según las características de las personas.
Debemos
tener en cuenta para empezar, y como norma general, que los colores chillones,
así como los estampados grandes y los cuadros escoceses engordan y agradan la
figura, mientras que los colores oscuros la reducen.
>>Amarillo
Es un color
alegre, llamativo, adecuado para vestidos de calle. Sin embargo, por ser un
color de los más claros no suele favorecer a las personas rubias.
>>Rojo
Como sabes,
el rojo es un color emotivo, excitante y juvenil. Por tanto no suele favorecer
a las pelirrojas.
>>Azul
Es un color
discreto, tranquilo, frío. Si es oscuro lo podemos utilizar para camuflar algún
defecto como por ejemplo, las caderas anchas. Este color favorece mucho a las
rubias.
>>Blanco
Es un color
muy luminoso, perfectamente combinable con el resto de los colores.
Precisamente esa luminosidad consigue el
efecto de ensanchar la figura.
>>Negro
Es un color que cambia con todo, favorece
tanto en invierno como en verano (aunque suele utilizar poco en verano pues
absorbe mucho el calor) y se utiliza mucho para trajes de noche por su
elegancia y sobriedad. Este color que contribuye a que la figura contribuye a
que la figura parezca más estilizada, por lo que es muy apropiado para las
personas a quienes les sobran algunos kilos y también para las personas
corpulentas.